jueves, 5 de mayo de 2016

La máquina natural



La máquina natural, de Ignacio Fernández. Baile del Sol

Sinopsis de la editorial:
La máquina natural es una novela apocalíptica que arrastra al lector a través de unos hechos insólitos y una atmósfera inquietante. La vida de Francisco, una vida que está alcanzando la vejez, transcurre en la soledad de la ladera argentina de la Cordillera de los Andes. Su casa ni siquiera forma parte del pueblo, aislada entre los nevados declives y los montes de pinos y araucarias, pero ha aprendido a vivir en esas condiciones e incluso ha conseguido que los vecinos sean complacientes con él y sus excentricidades. En su rutina no cabe nadie más que su perra y un trabajo solitario, de modo que no sabe cómo actuar la mañana en que tres desconocidos armados, dos hombres y una joven embarazada que parecen estar huyendo de alguien, irrumpen en su cabaña. No imagina qué pueden querer de él ni comprende la historia de caos y desolación que traen consigo: dicen que abajo, en las ciudades, en todas partes, la civilización ha desaparecido; dicen que el mundo humano ha dejado de funcionar; dicen que a partir de ahora, todos deberán aprender a sobrevivir. Y Francisco, tan rehén del  revólver como de la incredulidad, acabará comprobándolo por sí mismo cuando los guíe hasta el pueblo y lo encuentren vacío, con las casas abandonadas y los animales liberados.


Me gustan las novelas apocalípticas porque son una evasión del día a día. Hasta ahora el esquema de las novelas que he leído era similar porque se seguía una consecución lógica y urbana. El cataclismo dentro del grupo social integrado, aunque hay autores que por su estilo despuntan con los personajes o por su planteamiento, encontrarme con las dos cosas en una misma novela no recuerdo que me pasara: la máquina natural sorprende por el argumento inicial y por sus personajes.

Francisco no es un hombre mayor integrado en una sociedad que se encuentra con el apocalipsis, sino que es un ermitaño huyendo de la sociedad que no sabe ni siquiera que ha llegado el Apocalipsis. Él decide vivir solo en mitad del monte con la compañía de una perra que un día se topó con ella. Del mismo modo aparecen un día tres extraños, armados en actitud agresiva, solicitando su hospitalidad por la fuerza. De los tres, una mujer joven embarazada a punto de tener  un bebe. El viejo, como se empeñan en llamarle, tiene que ir a buscar al pueblo cercano la ayuda de una partera acompañado por otro miembro de los tres; el más agresivo. El tercero de los tres parece un hombre más cabal y sosegado.  Un grupo, en su conjunto, extraño.

A lo largo de la novela nos ira contando el autor de una forma narrativa cuidadosa y bella como, en el fin de los días que conocían, se cruzaron e hicieron grupo hasta dar con el hogar de Francisco, y su pueblo, debidamente alejado.

El sosiego con el que empieza la narración va dejando en la historia lagunas desgarradoras y dudas que nos llevan a un desenlace, que como no puede ser de otra manera, en este tipo de novelas; violento e indignante.

Me ha parecido curioso que a lo largo de la novela, los personajes tienen cualidades y actitudes para sobrevivir a un cataclismo pero no son estas cualidades las que les salvan sino la mera observación, la paciencia y la constancia en una idea. Por el contrario gente que se cruza en su camino, con dotes de supervivencia, fuertes y entrenadas sucumben ante un pulso que devasta.

Me han parecidos increíbles los relatos que aparecen entre medias de la novela, que son artículos de un periódico local Apocalipsis como premonitorios de lo bueno de la fantasía dentro del fin de los tiempos.





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